Ángel Custodio Loyola: El Tigre de Masaguarito
Ángel Custodio Loyola fue un venezolano recio que se nutrió de la naturaleza de la tierra donde le tocó nacer, vivir y trabajar en los años de su formación como intérprete y creador del genero fuerte llanero que él supo representar con el más generoso de los orgullos, hasta el momento de la entrega de su energía vital a la tierra que continúa representando a través de su inspirada obra acrecentada en el tiempo, para influir en las nuevas generaciones de hombres y mujeres que lo ejemplifican como “maestro” por antonomasia, en el arte de cantar, expresando los sentimientos que prorrumpen de la impar riqueza que genera el llano venezolano.
Hombre de aquilatada actuación en la vida artística de Venezuela, poseedor de una excelente desenvoltura para la creación poética, con facultades innatas de juglar, además de personaje vistoso por su impecable ropaje representativo del vestir del hombre del llano, con su permanente fusta en la diestra, que le proveía de un toque de distinción, otorgándole a esta presencia suya, una bien ganada fama de hombre valiente, hasta el extremo.
Durante muchos años, recorrió la amplia y generosa geografía venezolana para dejar impregnada en el espacio, su vigorosa voz y sus canciones, representativas de la tipología de venezolanos que la viven y disfrutan con el más amplio de los deleites.
Desde su juventud se hizo llamar con el desafiante apodo de “El Tigre de Masaguarito” como se le conoció en el llano y en sus presentaciones personales, de radio, televisión, cine y en sus escarceos cuerpo a cuerpo, cuando los tuvo.
Ángel Custodio Loyola comenzó su carrera de trovador profesional integrándose al conjunto de expresión popular que fundó al final de la década de los 40, el elevado compositor y grande artista, don Juan Vicente Torrealba. Con esta agrupación se dio a conocer en toda la geografía nacional, inspirando respeto y admiración por parte de quienes tuvimos el privilegio de presenciar sus actuaciones públicas y observarlo a través de los medios de comunicación radioeléctricos y televisivos.
Ángel Custodio Loyola fue un artista popular, tanto en Colombia como en México y otras naciones de la latitud hispanoamericana, En el país de los aztecas actúo en muchos largometrajes donde dejó también la estela de su insuperable profesionalismo.
Durante los últimos años de su valiosa existencia, nuestro artista se arraigó alternativamente entre San Juan de los Morros y Maracay, en esta última ciudad, capital del estado Aragua, produjo y animó un programa de corte folclórico que trasmitió exitosamente a través de Radio Central.
Su muerte consternó a sus amigos y admiradores. Con la inesperada partida de nuestro amigo, el eco de su voz se amplió, porque con esta muerte no se extinguió el ruiseñor que existía en su expresiva voz, y con el devenir de los tiempo, sus canciones y su arte se agigantan, y crece, en el gran firmamento de la patria hispanoamericana.
En esta ocasión transcribiremos parte de una cronología de su vida artística, tomada de su grupo Facebook y que me parece recordar es de la autoría del Profesor Elvis Barreto:
«Eran los años en que el contrapunteo era el género de canta llanera más popular. Como Loyola le dijo a Crespo: “…en esa época lo que se cantaba era puro contrapunteo, la discusión cantada improvisando. El pasaje, por ejemplo, casi no se cantaba. Los cantantes de antes no cantaban joropos. Era muy raro oír a un hombre cantar, pongamos, un pajarillo…el que trajo a Caracas el grito del pajarillo fui yo. Eso es muy mío…”
«En una ocasión, Loyola declaró que sus descubridores fueron Germán Fleitas Beroes, Pedro Azopardo, Rafael y Mariano Hurtado Rondón, todos ellos vinculados a la canta y poesía llanera guariqueña. Pero es Juan Vicente Torrealba quien llevado por recomendación de Antonio Abraham – musiú Abraham – fue al encuentro de Loyola en Calabozo, en la casa de Raquel Jaén, para proponerle que se integrara a la agrupación Los Torrealberos.»
Entre 1940 y 50, en Caracas habían intérpretes de un joropo muy peculiar: era de ritmo rápido y ejecutado con bandolín, guitarra, maracas, entre otros instrumentos. Era un joropo distinto al que se escuchaba en el llano adentro. Ese joropo caraqueño-mirandino contaba con artistas de la talla de César del Ávila, Juan del Ávila, Magdalena Sánchez, Josefina Rodríguez, Lorenzo Herrera (padre e hijo), Adrian Pérez (autor de El muñeco de la ciudad), Vicente Flores, Heriberto Escobar, entre otros.
Juan Vicente (Torrealba) se va a las sabanas en busca de una voz representativa del autóctono cantar llanero, encontrándose con Loyola, quien se va con él a Caracas, en 1951. Al llegar a Caracas, Loyola se consigue con una realidad musical desconocida por él. Iniciando una despiadada crítica a ese joropo caraqueño-mirandino y a los estilos musicales caribeños – mambo y guaracha – que eran muy populares en aquellos ambientes citadinos. En uno de sus pasajes, se escucha:
Cantando al pie del arpa, óyelo bien,
yo vine y no supe cuando
porque supe que en Caracas
lo que reinaba era el mambo.
El joropo es sentimiento,
alma y dan ganas de cantar,
no es un mambo escandaloso,
ni una Guaracha vulgar.
Loyola se presentó ante el público como un representante del joropo puro, el del llano adentro; con un estilo vernáculo que fue causando interés y admiración en el público caraqueño y del interior del país. Convirtiéndose en una especie de apóstol de lo que calificamos como la ética del llanero, cuestionando todo lo que a su parecer la pudiera corromper.
Loyola finalmente se separa de Los Torrealberos, y empieza a cantar con otro gran artista del momento: El Indio Figueredo, cuya arpa era mas representativa del joropo sabanero. Loyola fue cantor y compositor de letras sencillas, llenas de poesía y sentimiento llanero. Su atuendo para presentarse al público y que siempre lo caracterizó, estaba conformado por un liqui liqui almidonado, sombrero de ala ancha, un mandador y un pañuelo en la mano.
«Al respecto, escribió Crespo: “El hombre que en los años cincuenta trajo la voz y el quejido del llanero y propuso la canción auténtica de los arrieros y los amansadores de potros, había comenzado a brillar con luz propia en la Caracas de entonces…»
Loyola logró hacer oír el contrapunteo vivaz y pícaro del que llegó a ser maestro insuperable. La gente lo oía por la Radio Nacional y miraba su porte de hombre asoleado y aguerrido en las pantallas de Televisa…” Separado de El indio Figueredo, Loyola creó su propia agrupación en 1954: Los Guariqueños.
Fue el 24 de septiembre de 1985 cuando dejó de existir físicamente Ángel Custodio Loyola. Un infarto al miocardio le cortó el hilo de la vida en su casa de la Urbanización La Segundera, próxima a Cagua, en el estado Aragua. Esta vez, las amplias sabanas se quedaron en silencio por el dolor de haber perdido a uno de sus ejemplares hijos.
El 4 de septiembre de 2005, la Cámara Municipal de Calabozo, por sugerencia del Alcalde Teófilo Rodríguez Díaz y del pueblo calaboceño, decidieron darle el nombre de Ángel Custodio Loyola al Terminal de Pasajeros de aquella localidad.